Lo que hace Jamiroquai

Si hace 16 años hubiera tenido uno de los teléfonos que recientemente se manufacturan, hubiera estado dormido en el salón de maestros con unos audífonos bluetooth escuchando a Jamiroquai en un Galaxy. Pero no, no era así. Tenía mis Panasonic CD con SuperBass y con unos audífonos que vibraban al ritmo de la música y estaban increíbles.
Fue una época padrísima. De búsqueda de muchas cosas y de encontrar varias de las que buscaba, entre ellas, una parte de mí que necesitaba.
Recuerdo que pasé muchas noches haciendo burradas del tipo que, al recordar, te dan risa y otras, un tanto de pena.
A los amigos que recuerdo de ese momento son: Hylian y Vanessa, Lalo, Angie, Karina, Nadia, Yasmín, Rocío, Beto, Barbarita, Carlos y Ram, Anita, Meche, Zor, Mati, Magda la flacucha, Ana Pau, Evita, Xóchitl, Vic, Elías, El Pony (jaja), Mario Ballinas, Yorch y Pepe, Jorgiux, el Primo y su prima, Maura y tantas personas más cuyos nombres no recuerdo peeo sí sus caras.

Como siempre, cuando eres más joven, aunque tengas tus propias responsabilidades, la vida PARECE más fácil (aunque también tiene sus desniveles emocionales, claro está). Ayudaba en casa con algunos gastos y me procuraba los míos y ni perros tenía. Con mi salario podía ir a comprar lo que quisiera, me daba unos buenos paseos, viajé solo aunque poco y podía salir todos los días a la semana a donde quisiera sin restricciones de dinero (todavía vivía con mis padres y eso ayudaba bastante a no pagar renta). No digo que mi vida actual sea terrible porque no lo es, simplemente son momentos distintos que se disfrutan por igual. Lo que no ayudaba a nada era mi alcoholismo. 
Algún día, pensando en esa época, hice un rápido cálculo sobre lo que gastaba y, caray, pude haber ahorrado TANTO.

Mis desniveles emocionales venían acompañados de ese alcoholismo combinado con anorexia. Sí, llegaba a beber tanto que no sentía tanta hambre. Cuando eres joven, tu cuerpo trabaja tan bien que por ello creemos que jamás sufriremos de nada. Al tener un metabolismo tan rápido, el alcohol no hacía tanta mella en mí y nunca sufrí los efectos de la cruda. Me llegué a sentir un tanto cansado por la desvelad pero por lo otro nunca me pegó.

Esa visión de mí que tenía en aquel momento era tan distinta. No me sentía intocable pero mi seguridad era muy diferente a la de ahora, precisamente, por el momento que vivía. Ni mejor ni peor, simplemente distinta. Sí consideraba las posibles consecuencias de mis actos pero en otro nivel, un tanto más relajado. Argh, tengo que decir que mi visión era completamente distinta. Bueno… mis objetivos, no tanto, pero el hecho de sentir que estás en una cima que tal vez no sea la mejor, no te permite ver la realidad. No me inventé un mundo, pero sí perdí el suelo por momentos. Me sentía un vampiro inmortal pero sin cosplay ni ridiculeces; es tan sólo una alegoría de esa sensación que vivía en mí y de la que ahora, al recordar, me río. Tal vez, sí era un tanto ridícula. 

El recuerdo de esos días me vino como a muchos nos llegan los recuerdos: por la música que escuchaba hoy: Jamiroquai. De ahí me inundaron los recuerdos de ese momento en mi vida y fueron:
-        Quedarme en el instituto durante turnos para no regresar a casa.
-        Irme a comer a cualquier lado o pedir alimentos
-        Ir a una fondita donde la señora me consentía demasiado, jeje
-        Mis paseos por Perisur y alrededores
-        Ir por un café al Emir
-        Dormir, a veces, en el salón de maestros y despertar al escuchar mi nombre
-        Adecuar mi salón entre turnos para dormir en él, jeje. Tenía una pequeña almohada comprada en Superama y que tenía una carita feliz con los ojos cerrados.
-        Beber mucho café y Coca, comer galletas Emperador de chocolate y ensaladas.
-        Salir listo para ir a beber lo que fuera donde fuera. Buscar pretextos para tomar.
-        Llegar a casa tan tarde que sólo llegaba a bañarme y regresar al trabajo y contínuamente. Ė
-        Fumar, fumar, fumar, fumar, fumar y cuando terminaba, fumar más.
-        Ser el primero en llegar al instituto y fumar un cigarro a las 7am
-        Apestar a cigarro
-        Fumar puros y Sarracenos (que eran riquísimos los canijos)
-        El sabor del whiskey
-        Caminar demasiado de noche a donde fuera
-        Caminar demasiado de día a donde fuera
-        Pasar todo el día en Coapa, en Pedregal, En San Ángel o tal vez Xochimilco.
-        Escuchar que los de taquillas en los cines me preguntaran si era sólo un boleto el que quería (aún teniendo novia, iba muchísimo al cine solo)
-        Ponerme demasiada colonia (no lo vuelvo a hacer) y que se mezclara con el cigarro
-        Nunca haber llegado ebrio el trabajo pero sí oliendo a fiesta.
-        Tener un brazo zafado, ejejeje
-        Pericoapa
-        Ir a tomar un café por el hecho de disfrutar el hacerlo solo
-        Caminar escuchando música
-        Algo que siempre hacía y a veces, todavía hago: ir caminando, de repente llueve y meterme a un restaurante sólo por café en lo que pasa la lluvia.
-        Vandalismo en pequeñísima escala. No especificaré por pena.
-        Estar solo en general. El ser hijo único siempre me enseñó a estar solito y a buscar formas de entretenerme, jejeje.
En aquellos momentos no tenìa auto y no sentía necesitarlo pues si no caminaba, me movía en taxi. 

Todo esto por sólo una canción. Gracias cerebro y archivo cerebral por no olvidar esos detalles. El mismo efecto tienen EBTG y un disco de compilados de George Michael. 

Abur!






Comentarios

Entradas populares de este blog

Y ya que estamos por acá.

La Primera Convención de Cómics en México?!?! Probablemente sí

Habemus podcast.